Siempre he creído en eso que cuentan de que cada uno tiene un destino y ese, está escrito, bien o mal pero ahí está y no se puede cambiar.
Pero.. ¿y si no es así? ¿Y si cada uno fuera dueño de su destino y pudiese hacer con él lo que uno quiera? Sinceramente, puede que así sea. Que nosotros mismos nos ponemos nuestro destino, nuestros límites. Decidimos cuándo y cómo hacemos esto o lo otro.
Solo nosotros somos dueños de nuestra vida, solo nosotros podemos ser capaces de decidir lo mejor o lo que creemos mejor o peor. Pero esa decisión es cosa nuestra.. Nadie puede hacerlo por nosotros.
Ese momento en el que tenemos que ser nosotros mismos y pensar, pensar en nosotros, en nuestra felicidad y también en la de los demás si es necesario. Aunque lo que nunca entenderé será que si te equivocas tú, estás sólo; si aciertas, celebran todos.. Pero nunca, NUNCA podremos actuar en una decisión importante sin haberlo pensado antes.
De lo contrario, saldrá mal. Aunque también, para contradecir eso, está la ley de Murphy, por muy bien que quieras hacerlo, si tiene que salir mal, SALDRÁ PEOR.
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